El año 2020 ha supuesto un gran cambio en nuestras vidas, y una nueva adaptacion del sector inmobiliario a la pandemia, un punto de inflexión tanto a nivel personal como profesional que nos hace reflexionar sobre nuestra condición de no inmortales. Esta constatación ha sido también de aplicación al sector inmobiliario. En este último año y medio, las compañías se han tenido que adaptar en todos los sentidos a un entorno completamente diferente en el que hemos cambiado nuestra manera de trabajar, de consumir, de vivir y de disfrutar de nuestro tiempo de ocio, afectando a nuestras relaciones personales. Y en todo ello el principal medio de comunicación ha sido casi forzosamente lo digital.
El sector inmobiliario ha sido capaz de atravesar esta circunstancia de forma notable, quizás por su propia naturaleza ligada a los espacios de trabajo, quizás también porque nada de lo que ha traído la pandemia era nuevo para nosotros. Hemos sido de los que más rápido nos hemos adaptado a la nueva realidad y hoy, tras lo más duro de la pandemia, cuando la vacunación nos ofrece cierta confianza en el futuro más cercano, hemos adoptado como naturales los nuevos modelos de trabajo híbridos, en muchos casos, casi totalmente remotos. Por tanto, la industria inmobiliaria debe evolucionar y enfrentarse a nuevos retos, ligados a los espacios de trabajo, a la flexibilidad y a la atracción y retención del talento.
El sector inmobiliario juega un papel fundamental y las consultoras más, al ser las encargadas de orientar estas necesidades de revisión de los espacios de trabajo que, no solo pasan por lo que la empresa desea, sino que deben combinar las demandas de los equipos y del talento, que hoy es más exigente, siendo los guías, a través del rediseño de los espacios de trabajo, en la gestión del cambio que el nuevo status quo demanda.
|