Según el informe publicado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), el patrimonio inmobiliario alcanzado en el 2004 es de 3,5 billones de euros, lo que supone haber triplicado el valor que existía en el 1995, que era de 1,3 billones de euros. De esta forma la vivienda representa el 65% del ahorro en España.
Este aumento corresponde en un 90% al encarecimiento de los precios y el otro 10% se debe al crecimiento de la superficie construida. Añade el informe que estos dos componentes siguen creciendo en los dos últimos años. De hecho, el repunte de las cifras de financiación hipotecaria, con un aumento del 22% en 2004, confirma la fuerte presión de la demanda.
El informe de Funcas advierte que las divergencias en el precio de la vivienda se han extremado, ya que si en 1997 el coste de las casas se situaba entre el índice 57 correspondiente a Extremadura y el 157 de Madrid -siendo 100 la media nacional-, el año pasado esos índices han pasado a ser de 41 en Extremadura y de 177 en Madrid.
Las mayores alzas se han producido en todas las regiones costeras del Mediterráneo, especialmente en Baleares, Madrid y el País Vasco, multiplicándose en todas ellas por más de 2,6 veces. En el lado opuesto se sitúan Galicia, Aragón, Extremadura y Castilla y León, donde el valor no ha llegado a duplicarse.
Mientras que en Francia la proporción entre el valor total de la vivienda y los activos financieros se sitúa en el entorno del 10%, en el Reino Unido se aproxima al 30% y en Alemania no alcanza el 40%, en España supone un 65%, "lo que indica la importancia y el sesgo que está adquiriendo la inversión inmobiliaria para los españoles", concluye el informe.
El valor del patrimonio inmobiliario madrileño representa ya el 20,7% del total nacional (2,6 puntos porcentuales más que en 1997), situándose por primera vez por delante de Cataluña (20,6%). Lo mismo ocurre con el País Vasco, cuya participación en el valor agregado del patrimonio inmobiliario ha superado a Castilla-La Mancha y a Galicia.
Estos cambios están relacionados con la presión del mercado inmobiliario y reflejan las modificaciones en la percepción del distinto atractivo inmobiliario que presentan las regiones, bien como residencia, permanente o temporal, bien como zona de inversión.
